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Todo lo que hay que ver en Bruselas

La Grand Place, y sus monumentos, el Manneken Pis y mucho más

Entre todas las ciudades que hay que ver en Bélgica, Bruselas, su capital, deberá ser una de sus primeras paradas. La ciudad es el reflejo del esplendor del país en épocas pasadas y del espíritu europeo actual. No en vano, la mayor parte de las instituciones europeas eligieron esta ciudad para instalar su sede.

Uno de los primeros lugares que tendrá que ver en Bruselas es la Grand Place, el centro histórico, comercial y de la vida de la ciudad. Y, sobre todo, el centro monumental de la capital de Bélgica. Aunque no es de las plazas más grandes de Europa, sí que es una de las más hermosas, y lo es por los edificios que en ella se encuentran, obras de arte en sí mismas.

Todas las construcciones que hay en la Grand Place le llamarán la atención, pero sin duda alguna, el que más le sorprenderá será el Ayuntamiento –Hotel de Ville-. Se trata de uno de los edificios más originales que podrá ver, desde su estructura, asimétrica –con once arcos en un lado de la puerta y cinco en el otro-, hasta su opulenta decoración y su espectacular torre de 96 metros.

Todo el edificio sigue el estilo gótico brabantino, muy característico del siglo XV belga y holandés, ya que en esa época las dos naciones gozaban de una prosperidad económica que era envidiada por otros países. Su portada, en forma de pórtico –como la mayor parte de edificios de la época, para dar cobijo a mercados-, es sencillamente espectacular. En sus orígenes estuvo adornada con estatuas de nobles, santos y otro tipo de figuras, cuyos originales hoy se pueden ver en el museo que se encuentra en la misma plaza, siendo sustituidos por copias.

Las esquinas de este espectacular edificio están coronadas por cuatro torres. Pero, sin lugar a dudas, destaca la torre del campanario, que está coronada por una estatua del Arcángel San Miguel –patrono de la ciudad- luchando contra un dragón; y su espectacular tejado negro adornado con lucernas.

Enfrente, podrá ver la Casa del Rey, otro edificio que destaca por su fastuosa decoración y sus tres niveles de pórticos y ventanales. Construida en 1573, fue durante muchos años la residencia de los monarcas en la ciudad. En 1873 tuvo que ser reformado, y hoy acoge el Museo de la Ciudad, en el que podrá ver pinturas del siglo XVI, tapices y los pequeños trajes con los que se va vistiendo al Manneken Pis.

Si aún no ha tenido suficiente, no dude en girarse para ver otra de las maravillas, la Casa de los Duques de Brabant, seis edificios de las casas de los gremios que forman un armonioso conjunto. Llamará su atención por su estilo neoclásico y su decoración con detalles dorados que contrastan con el gris de la piedra. Justo al lado de la plaza, podrá seguir viendo edificios gremiales, uno de los cuales fue residencia de Víctor Hugo en Bruselas.

En una de las calles medievales que van a parar a la Grand Place podrá contemplar otra de las atracciones turísticas que hay que ver en Bruselas, en la Manneken Pis. La traducción literal del nombre de esta escultura es “el niño que mea”, y explica perfectamente qué es. Se trata de una pequeña estatua de bronce –de tan solo 61 centímetros- que representa un niño desnudo orinando dentro del cuenco de la fuente.

Otro edificio que no deberá perder la oportunidad de ver en Bruselas es la Catedral de San Miguel y de Santa Gúdula, un impresionante edificio gótico de líneas verticales. Cuenta con tres bonitos pórticos coronados de un gablete y dos torres simétricas. Llama la atención que, a diferencia de otras construcciones religiosas de la época, carece de rosetón, al que reemplaza una gran vidrieras. Destacan también los arbotantes en dos niveles que sostienen la nave.

Aproveche la oportunidad de haber viajado a Bruselas para pasear por el centro de las calles del centro de la ciudad, donde se encontrar con maravillas de estilo neobarroco como el Palacio de Justicia, y las casas de estilo art nouveau que diseñó el arquitecto Víctor Horta, de las que la ciudad cuenta con unos cuantos ejemplos.

Si quiere saltar hacia delante en el tiempo, acérquese al barrio europeo, que contrasta con el carácter medieval del centro histórico de Bruselas, por las grandes avenidas custodiadas por las sedes de las principales instituciones europeas.

Además, disfrute de otra de las mayores atracciones de Bruselas, el Atomium, que formó parte del pabellón principal y el símbolo de la Exposición Universal de 1958, que se celebró en la capital belga. Esta estructura representa, multiplicado por 165.000 millones de veces, un átomo. Mide 102 metros de altura y está formado por 9 esferas que acogen actualmente exposiciones temporales, y una permanente, precisamente, sobre la citada Exposición Universal.